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La goma de borrar

Fue el científico Joseph Priestley, quien de forma casual, como casi todos los descubrimientos de la historia, frotó un trozo de caucho sobre un papel en el que había escrito con lapiz y descubrió que se borraba, pero no se dio cuenta de lo que podría conseguir con esta prueba.

Quien las comenzó a vender por una libra en 1770 fue ingeniero Edward Nairne que también las descubrió accidentalmente borrando un trazo a lápiz por equivocación con el caucho con el que trabajaba.

El siguiente problema vino cuando se dieron cuenta de que el caucho se pudría, pero esto lo solucionó Charles Goodyear calentando la goma natural con azufre, así se curaba y se volvía menos pegajosa y más dura y elástica.

Al frotar un trozo de caucho sobre un papel con grafito sobre él, el isopreno es capaz de asociarse muy bien al grafito, y lo retira del papel, dejándolo “colgado” del polímero, enganchado a algunos escalones de la cadena. También al frotar con mucha fuerza contra el papel, el polímero se rompe, y las cadenas rotas forman las “virutas” de goma que quedan siempre al borrar, dejando una capa limpia de cadenas “libres” por debajo.

Muchas gomas modernas están hechas de polímeros de vinilo. Sus propiedades y su comportamiento son bastante similares a las de caucho natural.

Antiguamente se utilizaba la miga de pan, incluso yo de pequeña cuando perdía mi "borra" MILAN, ayudada por mi madre, borraba con un trozo de miga de pan.

Fuente: http://eltamiz.com

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